Como imaginarás, es evidente que no todas las épocas o estaciones del año son propicias para pintar tu casa, ya que para realizar este tipo de trabajos es necesario que existan ciertas condiciones climáticas que colaboren en el proceso. Uno de los factores más importantes al momento de pintar es la baja temperatura. Y es que el frío al momento de pintar generará que la pintura seque demasiado lento, prolongando así el trabajo más de lo necesario e incluso, afectando algunas características y propiedades del material.

Por otro lado, el calor intenso puede, además de afectar el organismo de quien realiza el trabajo (provocando fatiga o deshidratación), acelerar el secado de la pintura, generando problemas, como “ampollas”. Por supuesto que la lluvia, impide pintar los muros exteriores o arreglar el techo, por lo que se convierte en otro de los principales enemigos de trabajo de pintura.

Frente a estos factores, se llega a la conclusión de que las mejores épocas para pintar el hogar son el otoño y la primavera, ya que en estas estaciones las lluvias se hacen menos frecuentes, y las temperaturas si bien son un tanto altas, no son excesivas. Así se vuelve cómodo el trabajo, tanto en el interior como en el exterior del hogar.

Entonces, mientras que en invierno es complicado repintar los muros exteriores debido a las lluvias y la humedad, en primavera y otoño, al contrario, se puede realizar una adecuada limpieza de las paredes exteriores sin temor a que la humedad permanezca en las superficies más de lo necesario. Las temperaturas que se recomiendan para el pintado oscilan entre 10° y 30° C y preferentemente, una humedad relativa del aire no superior a los 80%.

Pero, si a pesar de todo tenés la necesidad de pintar en temporada de invierno, tomá en cuenta estas recomendaciones y asegurate (dentro de lo posible) que exista un periodo de 4 días sin lluvias para realizar el trabajo y de esta manera minimizar los riesgos.