También conocido como “tirolesa”, el canopy se practica en numerosos lugares del mundo y desde hace un tiempo en algunos puntos clave de nuestro país. Un dato de color: este deporte no es algo nuevo para el hombre, ya que hay pruebas de que desde tiempos inmemorables fue usado por distintas tribus, e incluso por fuerzas armadas, para transportar elementos de un lado al otro, sobre todo cuando los límites en el terreno lo disponían así.
¿En qué consiste? Se trata de un deporte extremo donde el protagonista es el desplazamiento pendiendo de cables que están trazados en bosques, entre las ramas de árboles. De esta manera, una cuerda de acero que se tiende de un árbol a otro con uno de sus extremos a mayor altura, crea una pendiente para deslizarse. Desde el extremo más alto es de donde se realiza el lanzamiento, y el otro extremo oficia de lugar de llegada. Sujeto a cuerdas y mosquetones de alta montaña, quienes lo practican experimentan una fuerte sensación de adrenalina y velocidad hasta que llegan al otro extremo de la línea.
Para quienes buscan esa sensación inigualable, el canopy es ideal: el plan es cruzar quebradas, cañones y ríos de una orilla a otra, simplemente pendiendo de una cuerda. Sin dudas, lo difícil es tomar la decisión de lanzarse cuerda abajo, pero las medidas de protección son siempre tenidas en cuenta y respetadas en todos los centros de canopy. Es muy importante realizar este deporte junto a los guías, ya que son los encargados de indicar todo lo relativo a la seguridad y al buen funcionamiento del mismo.
En Argentina podés encontrar diferentes opciones para la práctica del canopy, que cuentan además con el plus de hacerte vivir una experiencia única en cuanto a los paisajes. Por ejemplo, podés practicarlo en el Parque Temático Peñón del Águila (Villa General Belgrano, Córdoba), en el cordón del Chapelco (San Martín de Los Andes), en el río Juramento (Jujuy), en Sierra de la Ventana, y hasta en el glaciar Martial (Ushuaia).
Al ser una actividad que no depende de un esfuerzo físico, este deporte se volvió también una opción de divertimento en hoteles rurales, parques temáticos, parques acuáticos, clubes y otros segmentos de turismo, que buscan brindarle a sus visitantes un poco de aventura.